Opinión
Por Jorge David Vallejo
Líder voluntario de Todos por la Educación en Medellín*
Finalizan las conferencias de la filósofa estadounidense Martha Nussbaum en Medellín, dejándonos como gran reflexión que la educación está en crisis debido a que el sistema y el modelo económico predominante buscan aumentar en aquello que sea rentable y empezar a disminuir lo que no, como han sido consideradas las humanidades. Al incrementarse la tendencia de dejar a un lado la enseñanza de las humanidades, la literatura y las artes, los niños, niñas y jóvenes de hoy podrían estarse educando principalmente como máquinas productivas, y serán más propensos a estar al servicio de la autoridad y la presión de grupos; podría correrse el riesgo de que se forme una generación a la que poco o nada le preocuparan los valores democráticos que hemos alcanzado y a su vez, esta generación alienada y poco crítica no haga nada para cambiar esto.
Como bien menciona la autora, las humanidades permiten desarrollar en nosotros esa sensibilidad social, empatía y alteridad, contribuyendo de esta manera con el desarrollo de tres capacidades básicas:
- La autocrítica y pensamiento crítico acerca de las tradiciones propias de cada contexto.
- La capacidad de verse a sí mismo como miembro de una nación y un mundo heterogéneos, entender algo de la historia y de los diversos grupos y culturas que habitan los contextos más cercanos a cada uno.
- La imaginación narrativa, es decir la capacidad de ponerse en los zapatos de otro y comprender las emociones y los deseos y los anhelos que ese alguien podría tener.
El planteamiento de Nussbaum abre una reflexión muy interesante que requiere de profundas discusiones y diálogos que como sociedad estamos llamados a realizar. Contrarrestar estas tendencias es un reto y una reflexión que la profesora Martha Nussbaum nos deja en su paso por Medellín. Al respecto, el movimiento ciudadano Todos por la Educación (TxE) ha insistido en varios escenarios sobre la importancia que tiene contar con una educación integral que nos forme para la vida y para el trabajo, que nos haga seres humanos capaces de responder a la diferencia y vivir en comunidad, haciendo especial énfasis en el desarrollo de competencias ciudadanas y socio-emocionales. Estas competencias están basadas en el marco de los derechos humanos y ponen en práctica los valores democráticos modernos.
Es alentador para el país, en especial para los jóvenes que una iniciativa como Todos Por la Educación este creciendo cada vez más e incidiendo en varias regiones, haciendo importantes contribuciones como El Pacto por la Educación y la presión que se generó para que el actual Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018 tenga como uno de sus tres pilares, la educación. También durante este año se logró comprometer a los candidatos y candidatas de las principales ciudades y gobernaciones del país con la firma de El Pacto y como movimiento se realizó un fortalecimiento interno por medio de talleres, asambleas y el encuentro con la experiencia chilena Educación 2020, la cual fue muy enriquecedora para el proceso que se lleva a cabo en Colombia.
Para el 2016, Todos por la Educación tiene el gran reto de aportar en la construcción de los Planes de Desarrollo de las diferentes ciudades y departamentos, para que la educación sea una prioridad, y para esto tiene el reto también de crecer como movimiento de ciudadanos líderes, interesados por la educación, conscientes de que es la principal herramienta de transformación social y por ende es clave pensarla y fortalecerla desde las agendas públicas hasta en nuestras propias familias.
**Una versión más amplia de esta columna fue publicada originalmente en Al Poniente
*Jorge David es líder voluntario de Todos por la Educación en Medellín. Abogado de la Universidad de Medellín. Actualmente Consejero Territorial de Planeación de Medellín, como delegado del CMJ de Medellín. Trabajo con la ACJ-YMCA Medellín en el proyecto: “Escuelas juveniles para la participación ciudadana” En alianza con la Secretaria de Participación ciudadana de la Alcaldía de Medellín, la Universidad Pontificia Bolivariana y la Escuela de Animación Juvenil.