El grupo promotor presenta a la sociedad colombiana estos siete puntos y su contenido, como base general de acción; los enunciados son el insumo inicial que busca abrir la discusión pública acerca de la Educación en nuestro país, y son los puntos de arranque para una construcción colectiva donde todas y todos estamos convocados.
Desde el grupo promotor buscamos abrir escenarios de discusión del Pacto por la Educación, con el ánimo de involucrar de la mejor manera a los firmantes y a la ciudadanía en general, para retroalimentarlo, fortalecerlo y construir un consenso nacional alrededor del tema.
Como colombianos y colombianas suscribimos este Pacto por la Educación y nos comprometemos a implementar y aplicar los siguientes puntos:
1. Educación es prioridad: El destino del país depende de la educación. Creemos en apostarle a ella como eje fundamental del desarrollo económico y social de Colombia. Por lo tanto, la educación debe ser siempre una prioridad en la agenda del Estado en todos sus niveles, los partidos políticos, las organizaciones gremiales y la sociedad civil en general.
2. La Calidad es lo más importante: la cual se debe medir no solamente mediante las pruebas estandarizadas, sino que debe estar orientada a formar ciudadanas y ciudadanos críticos, autónomos, respetuosos de la diversidad, innovadores, constructores de paz y capaces de responder a las necesidades locales y globales.
3. Excelentes docentes para una mejor educación: dotar de herramientas para mejorar la formación previa y durante el servicio, incentivar la vocación del servicio docente, implementar estrategias como el acompañamiento en mentoría con docentes de excelencia, evaluaciones periódicas para el continuo mejoramiento de la calidad docente, una remuneración competitiva para el equipo docente y aumentar los reconocimientos a la labor docente.
4. La educación es el punto de integración de la familia, la comunidad el gobierno y la empresa privada.
5. Implementar mecanismos para el control, vigilancia y rendición de cuentas
6. Aumentar la financiación de la educación
7. Entender la primera infancia como la base de todo el proceso educativo.
8. Un acceso más diverso, amplio e incluyente a la educación técnica, tecnológica y profesional.
El destino del país depende de la educación. Creemos en apostarle a ella como eje fundamental del desarrollo económico y social de Colombia. Por lo tanto, la educación debe ser siempre una prioridad en la agenda del Estado en todos sus niveles, los partidos políticos, las organizaciones gremiales y la sociedad civil en general. En particular, la prioridad por parte del Estado se debe reflejar en los planes de desarrollo nacionales y regionales, las proyecciones financieras y la asignación de recursos. Lo anterior requiere como principios la coordinación y el trabajo sobre lo construido.
La educación debe estar orientada a formar ciudadanas y ciudadanos críticos, autónomos, respetuosos de la diversidad, innovadores, constructores de paz y capaces de responder a las necesidades locales y globales. Las necesidades globales demandan personas innovadoras y creativas, capaces de resolver problemas, trabajar en grupo, y con dominio de otras lenguas y de las tecnologías. Esta educación deberá ser accesible a cualquier persona nacida en Colombia —independiente de su origen étnico, sexo, clase social, credo religioso, discapacidad visible o invisible, filiación política u orientación sexual— para garantizar que todas las personas accedan a las mismas oportunidades para ingresar al mercado laboral y cuenten con las competencias necesarias para desarrollarse como ciudadanía comprometida. Esta concepción de la educación permitirá forjar una sociedad democrática, igualitaria, próspera, competitiva y capaz de enfrentar los retos que trae consigo la construcción de paz. Para lograrlo, es indispensable que la educación tenga como prioridad cerrar las brechas que actualmente existen entre las zonas urbanas y rurales, los colegios públicos y privados, la enseñanza que reciben quienes tienen mayor ingreso y quienes se encuentran en niveles de pobreza; en lugar de un espacio de segregación, el colegio deberá ser un espacio de integración social.
Las y los docentes son una pieza clave en el mejoramiento de la calidad educativa, es por ello que buscar su excelencia merece un punto adicional en este Pacto. Para esto proponemos lo siguiente:
Es necesario aumentar la vinculación de las familias en la educación y crear una conciencia a nivel comunitario sobre la importancia de fomentar la escolaridad y de la calidad en la educación de niñas, niños, adolescentes y jóvenes del país. Las comunidades deben fortalecer su participación en la toma de decisiones del desarrollo de los colegios y el Gobierno garantizar opciones efectivas de escogencia. Hecho esto, debe obligarse a todos los establecimientos educativos a publicar en un lugar visible los resultados anuales de las evaluaciones institucionales, de tal forma que toda la comunidad educativa esté enterada del alcance en la calidad educativa de cada institución. La educación y su infraestructura deben entenderse como una piedra angular para la construcción de las ciudades y la creación de comunidad, ofreciendo puertas abiertas a las familias. Además, la familia participará en las instancias directivas de los colegios y en la elección de cuerpos directivos realizada por las secretarías de educación.
Los gastos en educación deben responder al hecho de que es la principal prioridad del país. La distribución de los recursos entre diferentes rubros de gasto nacional debe reflejarlo. La financiación de los objetivos en el presente Pacto, concentrado en la calidad de la educación, deben viabilizarse con ingresos tributarios adicionales o reasignaciones relativas del Presupuesto Nacional.
El componente educativo debe consolidarse desde un eje fundamental en la implementación efectiva de una política pública de atención integral a la primera infancia. Los primeros años de vida de una persona son determinantes para sus posibilidades de desarrollo futuro y son la base de todo el sistema educativo. De esta manera, la posibilidad de mejorar la calidad de la educación y cerrar la brecha educacional existente en el país pasa por proveer públicamente y de una forma adecuada una atención a la primera infancia, solucionar los problemas de malnutrición y proveer de acceso a espacios educativos de buena calidad a los niños y niñas durante sus primeros años de vida. También es necesario facilitar la integración con la educación preescolar y fortalecer las capacidades técnicas de las instituciones y actores nacionales y territoriales (incluida la profesionalización de la madres comunitarias) que tienen a su cargo la atención y la promoción del desarrollo de niños y niñas en primera infancia.
La formación-educación técnica y tecnológica es un motor del progreso económico y la educación superior una llave para la innovación, además que permite la movilidad y la integración social. Para esto se busca: