El próximo lunes 5 de septiembre el Movimiento Todos por la Educación compartirá y discutirá con el presidente Juan Manuel Santos, representantes del Ministerio de Educación, congresistas, concejales y líderes del sector educativo cuáles han sido los avances y retos en materia educativa en Colombia.
A continuación exponemos algunos de los retos más importantes en materia presupuestal, educación superior y jornada única, puntos a los que se han comprometido en su mejoramiento más de 25.600 firmantes a través del Pacto por la Educación.
Más allá de las cifras, Todos por la Educación quiere presentar propuestas y toda su fureza movilizadora para construir entre todos la educación que queremos. No queremos cualquier educación, queremos una que transforme afirmativamente la vida, una que nos enseñe a respetar nuestras diferencias, una que nos reconcilie y haga de esta, la generación de las oportunidades. ¿Cómo alcanzar este querer?
Presupuesto
El presidente Juan Manuel Santos se comprometió con el movimiento a aumentar el presupuesto destinado para educación en 1% del PIB anual, lo cual no se ha visto reflejado en las asignaciones de presupuesto de los últimos años.
Pese a que Colombia dedica una porción importante del PIB al sector educación (4,5%), el gasto por estudiante sigue siendo mucho menor que el promedio de los países de la OCDE. Mientras que Colombia invierte anualmente $USD 3.291 en promedio por estudiante, los demás países miembros invierten $USD 10.220.
La destinación del 4,5% demuestra un enorme esfuerzo fiscal para aumentar los recursos a la educación. Sin embargo, los efectos de este esfuerzo han sido lentos y en ocasiones difíciles de percibir. Lo que sucede es que los desafíos son tan grandes y complejos, que no basta con gastar más: hay que gastar mejor.
El proyecto de presupuesto general para el 2017 tiene un apretado rubro para el gasto social. El 20 por ciento del total del presupuesto sería para educación, es decir $136,5 billones. Sin embargo, de esta última cifra sólo 30 billones serían invertidos por el gobierno nacional. En cambio para el presupuesto de defensa el gobierno de sus propios recursos destinaría el 97%, es decir, 91 billones aproximadamente.
Los mayores recursos no sirven si se mantienen prácticas corruptas
De nada servirá aumentar porcentajes del PIB si no se frena la corrupción en esta cartera. No dejan de ser noticia este tipo de prácticas en las diferentes contrataciones para el sistema educativo, en particular aquellos destinados a los almuerzos escolares, la dotación de colegios, construcción de aulas, entre otros.
En 2014, el Gobierno giró un total de 1.175.579 millones de pesos para el programa PAE. En el 2015 el presupuesto fue de 821.139 millones de pesos y este año es de 674.000 millones, de los cuales las entidades territoriales ya han recibido más del 80 por ciento. Los contratos siguen siendo adjudicados y el carrusel de la corrupción se mantiene.
Solo para mencionar, entre el 2014 y el 2015 se perdieron al menos 12.745 millones de pesos de transferencias que debían ser destinados para los desayunos y almuerzos de los niños más vulnerables de la costa Atlántica. De acuerdo con la Defensoría del Pueblo se encontraron irregularidades en la prestación de servicios asociados al programa en 13 municipios de Atlántico, Chocó y La Guajira. Entre los que se encuentran Manaure, Uribia, Riohacha, Maicao, Quibdó, Unguía, Yuto, Alto Andágueda, Malambo, Caracolí, Puerto Colombia y Tubará.
Jornada única
Más horas podrían servir si de protección de los derechos de los niños, niñas y jóvenes se trata. En Colombia, los estudiantes de primaria y de secundaria asisten a la escuela por lo menos 15 días más por año que el promedio de los países de la OCDE. Pero según cifras de Bienestar Familiar, la apuesta del programa no está cumpliendo:
- El número de suicidios de niños, niñas y adolescentes viene en aumento. Pasamos de 182 suicidios en 2013 a 195 en 2015.
- 1.297 menores de edad durante 2015 intentaron quitarse la vida. Para enero de 2016 ya se habían registrado 81 nuevos casos.
- En 2015 se reportaron 18 mil casos de abuso sexual. Hasta el mes de febrero del presente año se reportaban 43 casos de abuso por día.
- La tasa de repitencia de transición a grado once va en aumento. Pasamos de 2,09 en 2013 a 2,88 en 2015.
- La tasa de deserción pasó de 1,72 en 2013 a 2,69 en 2015.
¿No deberían entonces las autoridades pertinentes desarrollar mecanismos formativos y pedagógicos en torno al ejercicio de los derechos e intereses de los niños, niñas y adolescentes, como una de las soluciones para acabar de desarrollar una jornada única con calidad?
Educación superior
Es cierto que, el número de estudiantes matriculados ha crecido de manera importante, especialmente en la formación técnica y tecnológica; no obstante, las tasas de cobertura continúan siendo insuficientes y no superan el 50%.
Sumado a esto, la calidad del sistema de educación superior es heterogénea, y no existe una conexión clara entre las necesidades del sector productivo y la formación profesional, lo cual constituye una limitación para el desarrollo económico del país.
Revisemos algunas cifras:
- La tasa de cobertura en educación superior pasó del 30,0% a 49,4%. Esto quiere decir que mientras en 2006 habían 1.219.968 matriculado, en 2015 se alcanzó la cifra de 2.149.504. Un avance importante, no obstante, de acuerdo con el Banco de la República de Colombia, la tasa de cobertura de Colombia es relativamente baja cuando se compara con países latinoamericanos como Argentina, Chile, Cuba, Uruguay y Puerto Rico, cuyas tasas de cobertura superan el 60%
- La tasa de cobertura en educación terciaria ha aumentado y Colombia ha tratado de mejorar el vínculo con el mercado laboral. La inversión en educación superior merece la pena: se gana en salario promedio seis veces más que si solo se tiene el bachillerato. Sin embargo, la tasa de acceso a la educación terciaria en Colombia se sitúa en el 40%, muy por debajo del promedio de los países de la OCDE (cerca del 70%).
- El Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios en el Exterior (ICETEX) ofrece a los estudiantes con escasos recursos créditos sin intereses. Es una iniciativa que debería ampliarse a todos los estudiantes que deseen acceder a la educación terciaria. El Gobierno reduce el problema a los estratos 1 y 2, pero resulta que los estratos 3, 4 y 5 tienen dificultades de financiamiento también.
- Tenemos 347 instituciones –132 universidades entre ellas–, de las que apenas la décima parte tiene acreditación de alta calidad. Trece de ellas son públicas.
De esta información surgen preguntas clave: ¿Cómo se sostiene la educación superior cuando las aspiraciones salariales al término de una carrera están por debajo de la inversión que realizan los estudiantes en las matrículas universitarias anualmente? ¿Qué correlación existe entre los egresados de las universidades públicas y el mercado laboral, comparado con el ingreso a dicho mercado de egresados de programas privados? ¿Las acreditaciones a instituciones de educación Superior contemplan realmente el nivel académico o simplemente reportan lo básico del funcionamiento para una universidad? ¿Qué relación debemos establecer entre la educación media, terciaria y superior? ¿Qué tipo de aporte real generan los programas profesionales, técnicos y tecnológicos al desarrollo del país?
Un nuevo reto para todos los firmantes del Pacto por la Educación: las deudas en lo rural
Para continuar debemos decir que el país entero está en deuda con el campo. Con el propósito de desarrollar el campo y reducir sus niveles de pobreza, es crucial mejorar las coberturas educativas, la calidad y pertinencia de la educación que reciben los niños y jóvenes rurales. ¿Cómo? Protegiendo a los niños de la discriminación por el sistema con evaluaciones numéricas y arcaicas que no se ajustan a su contexto rural. El sistema educativo debe ofrecer dentro de los propios contextos una formación correspondiente, sobre una base común para todos pero con la flexibilidad, para que los individuos puedan moverse en varios contextos: un niño campesino debería tener las competencias básicas equiparables a un niño citadino, suficientes para poder, si lo desea, desarrollar una vida académica.
Según Fedesarrollo, el analfabetismo en la población de la zona rural dispersa mayor de 15 años, es del 12,5 %, cifra alta comparada con el promedio nacional de 3,3 %. Mientras que la tasa de permanencia en el sistema educativo es del 82 % en las zonas urbanas, en las rurales es del 48%; y los resultados de las Pruebas Saber 5, 9 y 11 en las zonas rurales son sistemáticamente inferiores a los de las zonas urbanas (Delgado, 2014). Lo anterior significa que no hay un lenguaje común entre las distintas regiones que le permita a los ciudadanos comprenderse, básicamente porque la vida les exige acciones en la escuela incompatibles con sus experiencias. El lenguaje común hoy procede del marco de violencia pero solicita la construcción de un proyecto de una nación en paz.
Para esa paz no podemos dejar de lado estas cifras. Desde 2003 se han desmovilizado cerca de 57.000 mil personas de los diferentes grupos armados ilegales.
- De esos, 84% ingresaron al proceso de reintegración del Gobierno.
- De esos, 87% son hombre y 23% mujeres.
- El 70 por ciento se encuentra entre los 26 y 40 años. De estos, el 72% no ha culminado el bachillerato.
Así entonces, el perfil de educación que necesita Colombia debe salirse de las márgenes del aula de clase y contemplar nuevos horizontes. La integración en la formación física, estética y emocional, de los comportamientos colectivos y de participación política, puede lograrse mediante una educación definida por todos los actores sociales.
No está demás recordar, que si bien la educación ha estado al margen de decisiones políticas como las que se presentan hoy con la firma del acuerdo de paz entre el gobierno y las farc, es necesario que el sistema educativo responda a una sociedad que se piensa en situación de postconflicto, entendido este como un escenario de inclusión y oportunidades donde contemos con una escuela que trascienda las paredes y nos enseñe a resolver conflictos, a respetar la diferencia, una educación que genera oportunidades y cierra brechas.
La Propuesta
Proponemos para esto reafirmar el pacto con nuevos compromisos, hoy más que nunca enfrentamos el reto de definir qué sociedad queremos ser a partir de la sociedad que somos. Que sea este el momento para pensarnos una educación diferente.
Por esta razón hoy Todos por la Educación invita a que reafirmemos este Pacto por la Educación y que entre todos saldemos las deudas que tenemos con el campo y las poblaciones más afectadas; para ello necesitamos que hacedores de política, sociedad civil, la academia, el sector productivo, jóvenes, los padres y todo el sistema educativo, construyamos otra historia. La propuesta es que nos involucremos activamente en la construcción de:
a) Una efectiva política de educación rural
b) La cátedra de paz como herramienta efectiva de política educativa enfocada a la resolución de conflictos y comprensión del otro y los contextos
c) Un plan decenal 2016-2025 que responda a todos los interrogantes y propuestas que hoy hemos expuesto